1 de mayo de 2013
La diosa de los infiernos: Perséfone
Las divinidades de la mitología griega no son ni buenas ni malas sino poderosas. Las conocemos principalmente por los relatos de Homero. Los dioses y diosas homéricos son esencialmente humanos en su conducta y actúan motivados también por deseos humanos.
Los dioses principales eran el grupo de los doce olímpicos que residía en el monte Olimpo. Estos dioses se reparten en dos generaciones: la de los hijos de Crono y Rea, es decir, Hestia, Deméter, Hera, Hades, Posidón y Zeus, y la de los hijos de Zeus: Atenea, Perséfone, Apolo y Ártemis (gemelos), Hefesto, Ares, Hermes, Afrodita y Dioniso. De todos ellos, Zeus fue el que consiguió la supremacía y el poder en el Olimpo cuando destronó a su padre Crono. Se repartió el dominio del mundo con sus dos hermanos Posidón (dios de los mares y de las aguas) y Hades (dios del mundo subterráneo). Una de las principales características de todos estos dioses es su antropomorfismo y su sumisión al dios soberano, Zeus.
Zeus es el dios de la luz del día, del cielo y los fenómenos atmosféricos y goza de un poder ilimitado. Recibe el epíteto de ‘padre de hombres y dioses’. La descripción de sus aventuras, de sus encuentros y desencuentros y de sus devaneos amorosos ocupa buena parte de la mitología griega. Y hoy, precisamente, dedicamos nuestro artículo al fruto surgido del devaneo que tuvo con su hermana Deméter (la madre tierra), es decir a la diosa Perséfone (Proserpina en la mitología romana).
Perséfone es la diosa de los infiernos y compañera de su tío Hades quien se enamoró de la joven y la raptó mientras ella cogía flores con unas ninfas en el llano de Enna (Sicilia) para llevársela al mundo de las sombras. Su madre, Deméter, la buscó por toda Grecia pero no la encontró. A medida que la buscaba, los campos quedaban estériles por el dolor de la diosa, quien estaba ajena a su cuidado. La tierra quedó yerma y el propio Zeus tuvo que enviar a Hermes para que buscara a Perséfone y la trajera de regreso. Pero cuando Hermes la encontró, Perséfone, persuadida por Hades, había quebrantado el ayuno de los infiernos comiéndose un grano de granada y ello la condenó a estar encadenada para siempre al mundo de las sombras. Por este motivo Perséfone pasa una parte del año con su madre en el Olimpo y otra en el Hades con su esposo, con quien está obligada a regresar por su desliz. Este período en el que Perséfone está en el Hades es el invierno, donde la naturaleza se paraliza, y cuando Perséfone vuelve del mundo de los muertos resurge la primavera.
Ya apuntábamos en un escrito anterior que el mito en las sociedades antiguas responde a una necesidad básica del ser humano que no es otra que la de buscar explicaciones a cuanto le rodea. En este caso se trata de un mito explicativo del ciclo vegetativo. Este mito está presente en otras culturas orientales como el de Isis y Osiris o Istar y Adonis. También lo encontramos en los cuentos populares de La bella durmiente o Blancanieves, entre otros.
Escultura: El rapto de Proserpina (Perséfone en la mitología griega) de Gian Lorenzo Bernini (El mármol hecho carne).
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Magnífico artículo que nos ayuda a comprender qué hay en realidad detrás de los mitos, y la imagen de la escultura de Bernini impresionante. Como se indica: "el mármol hecho carne".
ResponderEliminarMuchas gracias, Anónimo.
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