Me haces daño, Señor. Quita tu mano
de encima. Déjame con mi vacío,
déjame. Para abismo, con el mío
tengo bastante. Oh Dios, si eres humano,
compadécete ya, quita esa mano
de encima. No me sirve. Me da frío
y miedo. Si eres Dios; yo soy tan mío
como tú. Y a soberbio, yo te gano.
Déjame. ¡Si pudiese yo matarte,
como haces tú, como haces tú! Nos coges
con las dos manos, nos ahogas. Matas
no se sabe por qué. Quiero cortarte
las manos. Esas manos que son trojes
del hambre, y de los hombres que arrebatas.
de encima. Déjame con mi vacío,
déjame. Para abismo, con el mío
tengo bastante. Oh Dios, si eres humano,
compadécete ya, quita esa mano
de encima. No me sirve. Me da frío
y miedo. Si eres Dios; yo soy tan mío
como tú. Y a soberbio, yo te gano.
Déjame. ¡Si pudiese yo matarte,
como haces tú, como haces tú! Nos coges
con las dos manos, nos ahogas. Matas
no se sabe por qué. Quiero cortarte
las manos. Esas manos que son trojes
del hambre, y de los hombres que arrebatas.
Este soneto, del bilbaíno Blas de Otero (1916-1979), forma parte del poemario Redoble de conciencia (1951) y le acarreó serios problemas con la censura. Apareció por primera vez en la revista Espadaña y parece que su publicación fue uno de los detonantes que precipitó el fin de dicha revista.
Desde el inicio del poema se muestra el sentimiento intenso de desasosiego del yo poético que insta al ser supremo a que deje de lastimarlo, que deje de aplastarlo con su “mano” severa. Un poema desgarrado, que muestra su ira hacia Dios. Los reiterados encabalgamientos además de dotarlo de una velocidad vertiginosa, símil de una caída hacía la nada, pone de relevancia los términos que cierran los versos encabalgados con los que intenta transmitir su verdadero anhelo. El poeta no ha escatimado en utilizar todos los recursos estilísticos posibles para que forma y contenido convivan en una perfecta armonía, resultado de su rigor estético.
En sus inicios Blas de Otero compone poesía religiosa, es la época en la que aún era católico creyente y practicante. En 1945 sufrió una terrible crisis depresiva que lo llevó a recluirse en el sanatorio de Usúrbil. Durante esta crisis se destruyó su bucólica visión de la amistad, su firme posición religiosa y su cándida valoración poética. Sin embargo, encontró en la creación artística su mejor terapia. En estos años nacieron, casi íntegramente, las tres obras de su ciclo existencial que es en el que se encuadra este poema.
![]() |
Blas de Otero |
Qué maravilla
ResponderEliminarMuchas gracias, Zenon de Pelea, me alegro de que te guste este poema de Blas de Otero. Es un placer tenerte por aquí. Un saludo.
EliminarNecesitaba releer este poema, aunque creyente, hoy me siento así. Hoy siento esta rabia, esta impotencia, esta sensación de que esa mano poderosa me aprisiona, me aplasta, me machaca y pienso: " ya está bien, déjame en paz, no te centres solamente en mí"
ResponderEliminar