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2 de diciembre de 2013

El teatro en la Hispanoamérica colonial. Historia real y simbolismo



Las primeras formas teatrales que llegaron a América fueron de carácter religioso, se trataba de versiones de los Autos medievales cuyas representaciones estaban íntimamente relacionadas con las fiestas públicas.

En la tradición del teatro medieval la alegoría era habitual, se trataba del símbolo mediante el cual se emitía el mensaje aleccionador. Pero antes de la llegada de los españoles al Nuevo Mundo ya existía un teatro indígena en el que también se hacía uso de la alegoría. Tal como afirma Zoé Jiménez Corretjer en Visión cosmogónica de lo alegórico en la obra de González de Eslava ‹‹Tanto los mitotes o areitos, de los cuales guardan memoria múltiples códices, describen los rituales religiosos de los indios en los cuales se llevan a cabo danzas y representaciones de animales. Estos indígenas se expresaban no solo de manera corporal sino en una expresión multifacética que incluía el canto, la actuación, el baile y la música; incluso transformaban el ambiente creando una especie de escenografía natural››.

Por lo tanto no es de extrañar que el mejor medio utilizado por los evangelizadores para llevar a cabo su misión fuera el teatral ya que el teatro era código inteligible para los indígenas e instrumento fácil para los religiosos, de ahí que las representaciones de estas obras se prolongaran ampliamente.

Las fechas marcadas en el calendario litúrgico eran motivo para la elaboración de estas obras pero también lo era la llegada de un Virrey, de un cargo eclesiástico, el nacimiento de un príncipe u otros acontecimientos, circunstancias que González de Eslava, uno de los autores más representativos de este género en la época, incluirá en sus piezas teatrales haciendo confluir de este modo pasajes reales con los signos alegóricos propios de la tradición religiosa pero enriqueciéndolos con el concepto simbólico indígena, aspecto que le otorgará novedad al género y que además permitirá fechar algunos de los dieciséis Coloquios publicados por el agustino Fray Fernando Vello de Bustamante en 1610, nueve años después de la muerte del autor

Muestra de la presencia de lo histórico la podemos ver, de entrada, presentada en los propios títulos de algunos de los Coloquios en los que se cita el acontecimiento o suceso sobre el que se basa su composición, unas veces hecha -seguramente por encargo- para realzar la figura de ciertos personajes relevantes y otras para dignificar acontecimientos o la celebración que se iba a llevar a cabo.

Eslava crea sus alegorías aprovechando ingeniosamente los sucesos reales. El coloquio V De los siete fuertes que el Virrey Don Martín Enríquez mandó hazer... es una muestra de ello. En él aprovecha la estrategia de defensa (la construcción de fuertes) ordenada por el Virrey para la guerra en contra de los chichimecas para crear la alegoría que sirve de apoyo al tema doctrinal de su coloquio.

En el coloquio XIV De la pestilencia que dio sobre los Naturales de México, el autor presenta de manera alegórica la epidemia ocurrida en 1576. La enfermedad está representada por una mujer que busca a los hombres para darles muerte y llevárselos consigo. Una prueba de la veracidad del hecho real del que se sirve para crear su alegoría la encontramos en El libro de Thomas M. Witmore Disease and Death in Early Colonial México, en el que aparece esta enfermedad tal y como la describió el autor en su obra teatral.

También encontramos alegoría basada en la historia en el coloquio VIII Del testamento nuevo que hizo Cristo nuestro bien, donde González de Eslava muestra las ventajas de la Ley de la Gracia o Ley Nueva en contraste con las limitaciones de la Ley Vieja. Amado Alonso (Bibliografía de Fernán González de Eslava, Revista de Filología Hispánica) lo relacionó con el debate sobre la ley mosaica en el que González de Eslava, Francisco de Terrazas y Pedro de Ledesma participaron en 1563. Los documentos de la Inquisición han conservado dos versiones de ese debate, en décimas antiguas, según afirma Teodoro Fernández en Sobre el teatro de Fernán González de Eslava.

De igual forma Eslava aprovechó la fusión de lo didáctico y lo cómico para multiplicar las alusiones a la actualidad contemporánea y buscar equivalencias de lo alegórico con lo real, de ahí que encontremos continuas referencias a sucesos, lugares y costumbres del México de su época en los textos, como por ejemplo en el coloquio IV De los cuatro doctores de la iglesia, en el que se alude a lugares como Cuyohuacan, Huaxaca, Cuernavaca o Micchuacan, sin olvidar el propio lenguaje utilizado, lleno de expresiones populares y de aztequismos, que ayudan a introducirnos en la expresión corriente de las gentes de aquel México de la época.



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