Por Alejandro Vargas
Sigo aquí anclado, sin traspasar el límite de la ciudad, como si esta extraña vida desechase cuanto hice o dejé de hacer fuera del cinturón de cemento. Es un circuito cerrado, se repite cada noche, empiezo por un monte pelado y llego hasta un extraño parque donde duerme un lagarto. Luego bajo por mi calle, y veo mi imagen desorientada sentada en un portal, fumando con ansias de vida nueva, y sigo, sigo bajando, para ver una pareja sentada bajo un arco monumental, y me veo a mí mismo mintiendo y balbuceando mi cruel cobardía, sólo para ver en unos ojos amigos el brillo del desencanto… quizás intuí algo, quizás os intuí a ambos, a mi extraño amigo de cara pálida, herencia igual a condena, y a mi otro amigo flaco y larguirucho, imitando la vida de quienes alcanzaron lo que nunca quiso tener… os intuí, os escuché, y luego probé el veneno, tan potente que no puedo dejar de escribir ni después de muerto. Luego subo hacia una calle ancha y sucia, donde me perdía muchas noches buscando tu piso, y acabo en un parque donde me veo corriendo y chillando… y qué curioso tú, que tanto insistías en las cosas pequeñas de la vida, que fueras incapaz de aceptarme… camino y camino, y con el día me esfumo, pero cada noche intento reunir todos los átomos de energía que me envuelven para convertirlos en algo sólido, para volver a vivir, para dejar de vagar en el recuerdo.
Alejandro Vargas (Barcelona). Texto registrado en Safe Creatives.
Hasta que no deje el recuerdo será como un muerto en vida.
ResponderEliminarBien reflejado el tormento de una vida marcada por un hecho.
Bicos, eRRe.
Gracias por tu comentario Ohma. Bicos también para ti.
EliminarHay muertos que se niegan a morir, quizás aquellos que dejaron asuntos pendientes, .. muy gótica la entrada, y humana.. un saludo
ResponderEliminar"Hay muertos que se niegan a morir" muy buena apreciación Ico. Un saludo.
EliminarVolver a vivir... esa segunda oportunidad que creo, todos nos merecemos.
ResponderEliminarMuy buen relato. Ha sido un placer pasar y descubrir tu blog.
Saludos. Borgo.
Gracias Miquel, también ha sido un placer para mi descubrir el tuyo. Un saludo.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQué buena entrada. Me ha dejado sensación de frío y de día de la marmota con un temible añadido de eternidad. Un bucle terrible que sin embargo se empeña en "vivir" cada día, curioso , como un ser humano vivo.
EliminarUn abrazo
Excelentes imágenes para describir las sensaciones que te ha producido el relato, Nurocas. Un abrazo.
EliminarInteresante recorrido turístico. ¿Sabes si hay visitas guiadas?
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Hola Amando, a ver qué nos cuenta el autor sobre esas visitas guiadas... ;-)
EliminarAbrazos.
Corto y sugerente, debo apuntarme la fórmula...
ResponderEliminarSaludos Jordim.
EliminarUn triste y hermoso texto que te lleva de la mano por la desesperanza, aunque hay una traza de ironía que presagia una pequeña luz más allá del desencanto, más allá de ese lagarto del parque y de ese desamor.
ResponderEliminarEnhorabuena al autor.
La foto, me encanta.
Un beso, eRRe
El protagonista no pierde la esperanza de "volver a vivir"... Gracias por tu comentario, Tesa. Un beso.
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