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31 de mayo de 2014

A mil besos de profundidad







Supe de un hombre
que dice las palabras tan maravillosamente
que con sólo pronunciar sus nombres
las mujeres se le entregan.

Si estoy mudo junto a tu cuerpo
mientras el silencio florece como tumores en nuestros labios
es porque oigo a un hombre subir la escalera
y aclararse la voz al otro lado de la puerta.





"Mi guitarra ha llegado a casa" fueron las primeras palabras que pronunció al salir al escenario del Palau de la Música de Barcelona en 1974, su primer concierto en España, un recital que dedicó a Federico García Lorca, "el poeta que arruinó su vida desde que abriera su libro El Diván de Tamarit", según afirma el propio cantante.

La editorial Visor Libros, con motivo de los cincuenta años de la obra musical y poética del bardo canadiense, publicó esta antología "A mil besos de profundidad" que recopila sus mejores composiciones -muchas de ellas inéditas-, traducidas por Alberto Manzano. El primer volumen, el que aparece en la imagen, recoge las canciones y poemas de los años 1956 a 1978 y el segundo las compuestas entre 1979 al 2006.

Leonard Cohen, la voz que canta poemas, la voz que recita canciones.

Y un día un apasionado amante de la música pone en tus manos este libro y descubres algunas maravillas que no conocías...

Y aquí os dejo la canción que le da título al libro:





Viniste a verme esta mañana
Y me trataste como si fuera carne
Hay que ser un hombre para saber
Lo bueno y dulce que es eso
Mi doble en el espejo, mi pariente más cercano
Te conocería hasta durmiendo
¿Y quién sino tú podría llevarme
A mil besos de profundidad?

Te amé cuando te abriste
Como una azucena al calor
Yo sólo soy otro muñeco de nieve
Bajo la lluvia y la cellisca
Que te amó con su amor helado
Y su físico de segunda mano
Con todo lo que es y todo lo que fue
A mil besos de profundidad

Sé que tenías que mentirme
Sé que tenías que engañarme
Posar con todo el ardor y la altivez
Tras los velos de la pura falsedad
Nuestro perfecto porno aristócrata
Tan elegante y barato
Soy viejo pero aún me gusta
A mil besos de profundidad

Aún funciono con vino
Aún bailo mejilla con mejilla
La banda está tocando Auld Lang Syne
El corazón no piensa retirarse
Hice una carrera con Diz y Danté
Aunque nunca tuve su fondo
Pero una o dos veces me dejaron tocar
A mil besos de profundidad

El otoño se coló en tu piel
Algo me ha entrado en el ojo
Una luz que no necesita vivir
Ni necesita morir
Un enigma en el libro del amor
Oscuro y obsoleto
Hasta que con el tiempo y la sangre lo vea
A mil besos de profundidad

Soy bueno con el amor soy bueno con el odio
Es en medio donde me quedo paralizado
He estado preparándome pero es demasiado tarde
Hace años que es demasiado tarde
Pero tú estás muy guapa, de verdad
El orgullo de Boogie Street
Alguien debe de haber muerto por ti
A mil besos de profundidad

Te amé cuando te abriste
Como una azucena al calor
Yo sólo soy otro muñeco de nieve
Bajo la lluvia y la cellisca
Pero ahora no necesitas oírme
Y cada palabra que diga
Sólo irá en contra mía
A mil besos de profundidad






22 de mayo de 2014

Casta Diva


Hoy he recibido un regalo que merece ser compartido con todos vosotros:  Un maravilloso vídeo con la excelente aria "Casta Diva" de la tragedia lírica "Norma" interpretada por Maria Callas e ilustrado con las fotografías de una persona a quien le di la vida.

Espero que os guste tanto como a mí.





¡Gracias, Jordi Rivera!


12 de mayo de 2014

Reencuentro


Por Francisco de Rivera






Salí del mundo mágico de la infancia dando un portazo, hace demasiado tiempo como para acordarme con detalle. Quise volver, pasados ya los años, buscando consuelo en la despreocupación y la falta de responsabilidad propias de tan tierna edad. Al llegar, noté ya de lejos la puerta astragada por el paso del tiempo: la pintura comida por la luz y abarquillada; la madera agrietada por el sol y el viento.

Al llamar, me franqueó el paso un tipo de gesto adusto, arrugas incipientes y aspecto serio; evité su mirada, poco complaciente, mientras buscaba en la desangelada estancia al niño que fui. De pronto, recordando algo familiar en el rostro del desconocido, me volví y lo observé sin disimulo, casi con descaro; la sorpresa inicial dio paso a la afirmación; no había duda: era yo.



Texto y fotografía de Francisco de Rivera (Oviedo)




6 de mayo de 2014

¿Un superhombre o un hombre súper?




Aunque no es el fin de este blog hablar sobre ortografía o gramática lo que me lleva hoy a dedicar una entrada a este prefijo (además del hecho de que siento cierta aversión hacia él si lo leo varias veces en un mismo texto) es la errónea forma en la que se utiliza en algunos medios en los que se supone que el buen uso de la lengua es fundamental.

Lo primero que conviene hacer es diferenciar entre las formas super y súper.  La primera (la que nos interesa) es un prefijo y como tal va unido a la palabra a la que afecta y se escribe sin tilde.

Por ejemplo:  “Esta película es superbuena”.

En el caso de que la palabra a la que se une empiece por la letra “r” lo lógico es que ambas “rr” se sumen, por ejemplo:  “Esta superficie es superresbalizada”. Hay que prestar atención cuando el prefijo se une a una palabra monosílaba ya que puede alterar la acentuación.

Escribir el prefijo super separado de la palabra a la que afecta o con guión es incorrecto, salvo en estos casos:

a)      Se escribe separado cuando afecta a una secuencia completa de palabras: “Me siento super a gusto contigo”.

b)      Se escribe con guión cuando se une a una sigla o cifra: “Con este incremento el impuesto se ha convertido en un super-IVA”  o  “Para filmar la película se utilizó una cámara de super-8”.

La palabra súper (con tílde) es una palabra independiente (no un prefijo) que puede tener varios valores:

a)       “Voy al súper a comprar unas cervezas” (acortamiento de supermercado)
b)       “Mi coche funciona con súper” (referencia a la gasolina súper)
c)        “El profesor que tengo este año es súper” (adjetivo, sinónimo de estupendo)

Es importante diferenciar entre super y súper ya que escribir el prefijo separado o con tilde afea mucho la escritura y como apuntábamos al principio cuando esto sucede en contextos en los que esperamos un buen uso de la lengua, por ejemplo en los medios de comunicación, el efecto puede ser muy desagradable. Pero claro, todo depende del grado de exigencia "gramatical" de los lectores que siguen a ciertos periodistas o gurús de la comunicación.




4 de mayo de 2014

Soneto inspirador: Stoner





¿Es posible que los versos de un soneto sean capaces de cambiar el rumbo de la vida de un hombre?

Eso es lo que le ocurre a William Stoner cuando el raro profesor de literatura inglesa Sloane, auxiliado por un rayo de luz que se filtra por la ventana del aula, espeta:

“El señor Shakespeare le habla a través de 300 años, señor Stoner, ¿le escucha?”.

Instante iluminatorio para el protagonista de la novela "Stoner"; como si se tratara de una revelación divina decide abandonar sus estudios en la Facultad de Agricultura –donde fue enviado con gran esfuerzo por sus padres campesinos- y matricularse en la de Literatura Inglesa para convertirse, con el tiempo, en profesor de la Universidad de Misuri (EE.UU.).

Stoner, básicamente narra la biografía de su protagonista, un hombre a quien podríamos catalogar de auténtico “antihéroe” y cuyo íntegro e inalterable carácter se rige bajo los principios de trabajo, sacrificio y renuncia (tanta que consigue poner de mal humor al lector que siente empatía por él). Una vida vacua, árida y cruel que él acepta estoicamente y que soportará refugiándose en el más puro de los sentimientos humanos: el amor. Amor a la literatura, al lenguaje, a su profesión, al aprendizaje, a una esposa que lo desprecia, a su única hija de quien será alejado, a una alumna amante que no sabrá retener...

“En su año cuarenta y tres de vida, William Stoner aprendió lo que otros, mucho más jóvenes, habían aprendido antes que él: que la persona que uno ama al principio no es la persona que uno ama al final, y que el amor no es un fin sino un proceso a través del cual una persona intenta conocer a otra”.

Es una novela de una sencillez descarnada. No ocurren grandes sucesos, es una historia esencialmente “humana” mediante la que se intenta mostrar la futilidad de la vida, la soledad del hombre frente al mundo. 

Tom Hanks tras leerla argumentó:

“Se trata simplemente de una novela sobre un tipo que va a la universidad y se convierte en un maestro. Pero es una de las cosas más fascinantes que jamás he encontrado”.

Se publicó en el año 1965 pero durante mucho tiempo pasó inadvertida. La editorial Baile de Sol la editó en lengua castellana en el año 2010.

Su autor, John Williams, también fue profesor en la Universidad de Misuri donde obtuvo su Doctorado. Sin embargo, en la dedicatoria de su novela incluye una advertencia en la que asegura que todos los personajes que aparecen en ella son inventados, incluso altera algunas descripciones físicas e históricas para que todo en ella sea ficción.




Hace unos días en el diario El País, se publicó un artículo de Javier Marías a propósito de la influencia de Shakespeare en su propia obra titulado "Shakespeare, el mayor inspirador". Al leerlo irremediablemente recordé al difunto personaje, Wiliam Stoner, y de ahí que hoy le dedique mi post.