Si hay un mito que encarne historias de celos es el de Hera, hermana y esposa de Zeus, pero existen otros que, aunque son menos conocidos, incluso han generado dichos populares que se han mantenido a lo largo del tiempo, como por ejemplo el que he utilizado para dar título a esta entrada y que proviene del libreto para la ópera del mismo nombre que compuso Calderón de la Barca, con música de Hidalgo. Me refiero a la leyenda de Céfalo y Procris:
Céfalo era el esposo de la bella Procris, que lo amaba con locura pero de quien sentía dudas de su fidelidad. Por eso un día, disfrazado, quiso someterla a prueba y sin darse a conocer se introdujo en su casa cuando ella lo creía ausente. Le ofreció regalos cada vez más valiosos para que consintiera entregarse a él. La dama resistió largo tiempo pero al fin cedió a la tentación y entonces Céfalo se dio a conocer. Avergonzada, huyó al bosque donde su marido, acosado por los remordimientos, fue a buscarla. Le pidió que volviera a su lado y la pareja se reconcilió.
Sin embargo, pasado un tiempo fue Procris quien debido a las frecuentes salidas de cacería de su amado se volvió celosa. Se preguntaba si sus reiteradas marchas no serían para tentar a las ninfas de los bosques. Un día interrogó al criado que siempre lo acompañaba quien le confesó que su marido, terminada la cacería, se dirigía a un lugar solitario, se tumbaba en la hierba e invocaba a una misteriosa “Brisa”, pidiéndole que acudiese a mitigar su ardor.
Procris, sintiéndose cada vez más celosa, también decidió sorprender los amores culpables de su amado y lo siguió en la caza. Tras oír moverse el matorral donde ella se ocultaba, Céfalo disparó en su dirección una jabalina dotada de la virtud de no errar jamás el blanco. Mientras Procris caía mortalmente herida comprendió su error y supo que su esposo le había permanecido siempre fiel. La "Brisa" que invocaba no era sino el viento...
Calderón, extrayéndolo de Las Metamorfosis de Ovidio, reelabora el mito (no hay que olvidar que desde la Antigüedad los mitos están al servicio de los “poetas” para expresar su mensaje) y obvia la primera parte de la fábula, centrándose en los celos de Procris, y la combina hábilmente con el tema de Eróstrato y la destrucción del templo de Diana. También asimila en su libreto el personaje de la diosa Aurora convirtiéndola en la ninfa Aura para personificar la función incorpórea del “aire”.
Sin duda, un mito muy ilustrativo que muestra los nocivos efectos de los celos.
Óleo sobre tela de Joachim Wtewael
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