Páginas

3 de febrero de 2015

Declaración previa

si me callara,
si me pusiera serio;
si dejara
que el sacrosanto pudor
recatara esta dulce merced;
si me fuera quedando como de aquí al olvido;
si decayera mi semblante y me apesadumbrara,
y sosegadamente contenido
no revelara la inesperada gracia;
si lo ocultara;
si me fuera de bruces sobre mí mismo
y me diera contra mi nombre
y fuera la desmemoria de la flor;
si anocheciera,
y ninguna palabra mía diera fe del prodigio,
por tan callando el trance de morir;
si me opusiera a declarar;
si me cerrara en negar
que nada, nada es cierto, sino yo,
dulcemente yo, puntual con mi esqueleto,
y aceptara este resplandeciente temor
a confesar:
¿qué soy, quién soy entonces,
qué he sido sino el del siempre, el mismo,
aquel que sólo ha dicho la verdad
y nada más que la más crudelísima
verdad?
el que este día amanecido
fúlgido de vejez,
maravillado de regresar,
el que, ahora,
simple y sencillamente, se levanta,
compone el pecho desvencijado
y declara,
con un temblor de voz en lo que queda de palabra,
diecinueve de enero, dos puntos,
sólo era que
te amo.

Abigael Bohórquez