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10 de febrero de 2016

Biblioteca Nacional de Austria



“En Egipto se llamaban a las bibliotecas el tesoro de los remedios del alma. 
En efecto, curábase en ellas de la ignorancia, la más peligrosa de las enfermedades
y el origen de todas las demás." 

Jacques Benigne Bossuet 


El placer de leer un libro se puede elevar cuando lo hacemos en uno de estos templos del saber y si además está ubicado en un edificio que se merece la calificación de obra de arte el placer se puede multiplicar por mucho.

La Biblioteca Nacional de Austria, situada en Hofburg (uno de los más fastuosos palacios de Viena), está considerada como la obra maestra de la arquitectura barroca del país. Fue construida entre 1.723 y 1726 por el arquitecto Johann Fischer Von Erlach (bueno, la construyeron siguiendo sus planos). Este edificio mezcla el estilo neoclásico francés y una brillante decoración interior presidida por el techo oval de la cúpula en la que podemos ver un fresco que representa la apoteosis de Carlos VI, su glorificación y divinización como emperador. Todos los frescos de los techos son del pintor Daniel Gran. Esparcidas por la Gran Sala, podemos encontrar dieciséis esculturas de mármol que representan a miembros españoles y austriacos de la familia Habsburgo. La del centro, estatua de tamaño natural del emperador Carlos VI (cuarta imagen), es obra del escultor Antonio Corradini y el resto son de los hermanos Peter y Paul Dominik Strudel.

En su interior se atesoran casi ocho millones de documentos, herencia de la antigua biblioteca imperial, entre ellos la Biblia de Gutenberg (el primer libro impreso de la historia), ocho mil incunables, cuarenta mil manuscritos, treinta y cinco mil partituras, mapas… También dispone de una importante colección, de más de treinta y cinco mil ejemplares, de libros en esperanto. Actualmente se está digitalizando gran parte de esta colección de libros.

El edificio también alberga tres museos con identidad propia: el de papiros, el de globos terráqueos y el del Esperanto.

Además es uno de los pocos edificios emblemáticos de Viena donde permiten al público hacer fotografías de su interior. Aquí os dejo algunas de ellas.

¡Para no perdérsela!






7 de febrero de 2016

Espacito y buena letra



En el número 32 de la calle Ferlandina, en pleno Raval barcelonés, está la pequeña gran Llibreria de la Lluna. Y en su altillo, al que se accede por unas empinadas escaleras de madera, hay un espacito en el que cada fin de semana Al Víctor se convierte en puro canal poético para insuflarnos, directamente en ese órgano situado entre pecho y pecho, cada verso que recita con su íntima voz.

Ocho meses tarda este hábil declamador en descomponer cada átomo de un poema, en llegar a ese instante infinito, empaparse de él y dejar que fluya como si formara parte de su ser. Y así consigue hacernos sentir lo mismo que sintió ese niño que quiso ser pez, ave, perro, gato y hombre, para luego querer volver a ser niño..., pero ya no pudo ser. Y así nos hace oír el repiqueteo de la lluvia en las ventanas de la pensión de Baeza donde Machado se hospedó desolado tras la muerte de Leonor.

Al Víctor recita poemas de las voces polacas Wislawa Szymborska y Czeslav Milosz, de Antonio Machado -como ha quedado dicho-, de Borges, de Adolfo Castaño, de Manuel Benítez Carrasco, de Ona Rossetti y de León Felipe. Un cuento de Krank Kafka y dos columnas, publicadas en el diario El País, de Juan José Millás y Manuel Vicent, respectivamente.

No es habitual encontrarte en la vida con personas que lleven a cabo trabajos tan hermosos, pero cuando el milagro sucede no puedes dejar de creer que el universo siempre está de nuestra parte.